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Articles by Cindy Hess Kasper

Comer y repetir

Cuando Carina y Pablo se casaron, ninguno de los dos sabía cocinar. Pero una noche, Carina decidió intentar hacer espaguetis… hizo tantos que tuvieron que volver a comer lo mismo al día siguiente. El tercer día, Pablo se ofreció para cocinar, duplicando la cantidad de pasta y salsa, con la esperanza de que la enorme fuente durara todo el fin de semana. Esa noche, sin embargo, cuando la pareja se sentó a comer, Carina confesó: «Estoy harta de espaguetis».

Amor sin fronteras

En el verano de 2017, el huracán Harvey generó pérdidas devastadoras, tanto de vidas como de bienes, en el Golfo de México.

Escapar del ruido

Hace años, la rectora de una universidad sugirió que los alumnos la acompañaran a «desconectarse» por una tarde. Aunque estuvieron de acuerdo, dejaron reticentes sus teléfonos celulares y entraron a la capilla. Por una hora, se sentaron en silencio en una reunión de alabanza y oración. Luego, uno de los participantes describió la experiencia como «una oportunidad maravillosa para calmarnos […], un lugar para desconectarse de todos los otros ruidos».

Reconocimiento


En la década de 1960, se popularizaron unas pinturas de personas y animales con ojos enormes y tristes. Algunos las consideraban de mal gusto y a otros les encantaban. El esposo de la artista empezó a promocionarlas, pero la firma de ella —Margaret Keane— no aparecía en las pinturas, ya que su esposo las presentaba como suyas. Por miedo, ella no dijo nada durante 20 años, hasta que el matrimonio terminó. Para probar la identidad de la artista, se necesitó «descascarar» la situación en la justicia.


Nuestro lugar seguro

Mi primer trabajo fue en un restaurante de comida rápida. Un sábado por la noche, un hombre se quedó dando vueltas, preguntando cuándo terminaba mi turno. Me hizo sentir incómoda. Aunque no vivía lejos, me daba miedo caminar sola hasta mi casa a través de un par de estacionamientos oscuros y un tramo de campo arenoso. Por fin, a medianoche, entré a la oficina a hacer un llamado telefónico.

Tesoro en el cielo

Cuando era niña, con mis hermanas nos gustaba sentarnos una al lado de la otra sobre el baúl grande de cedro de mamá. Allí, ella guardaba nuestros suéteres de lana y las manualidades en crochet y bordadas de la abuela. Valoraba mucho el contenido del baúl, y confiaba en que el olor fuerte de la madera de cedro espantara las polillas, para que no destruyeran lo que estaba adentro.

Adiós por ahora

Mi nieta Allyssa y yo tenemos una rutina cuando nos despedimos. Nos abrazamos y empezamos a llorar con sollozos dramáticos durante veinte segundos. Luego, nos separamos y decimos simplemente: «Hasta luego», y nos vamos. A pesar de nuestra sonsa práctica, siempre esperamos volver a vernos… pronto.

Servir y ser servido

Hacía semanas que Marilín estaba enferma, y muchos la habían animado en ese tiempo difícil. ¿Cómo podré compensarlos por su amabilidad?, pensaba, preocupada. Entonces, un día, leyó: «Ora para que [los demás] desarrollen humildad, lo cual no solo les permita servir, sino también ser servidos». De repente, Marilín se dio cuenta de que no hacía falta equilibrar ninguna balanza, sino simplemente dar gracias y permitir que los demás experimentaran el gozo de servir.

Crecer lleva tiempo

El primer día en preescolar, a la pequeña Charlotte le pidieron que dibujara un autorretrato. Su obra de arte incluía un redondel para el cuerpo, una cabeza ovalada y dos ojos redondos. El último día de escuela, le pidieron que hiciera lo mismo. Esta vez, mostraba a una niñita con vestido de colores, un rostro sonriente con sus distintos rasgos y unos hermosos bucles rojos. La escuela había usado una tarea sencilla para demostrar cómo actúa el tiempo en la madurez.

La oración diaria

El cantautor Robert Hamlet le escribió una canción a su madre por su determinación a orar por sus hijos todas las mañanas antes de que fueran a tomar el autobús. Cuando una joven madre lo escuchó cantarla, se comprometió a orar por su propio hijito. ¡El resultado fue enternecedor! A los cinco minutos, volvió… ¡acompañado de cinco amigos! La madre se sorprendió y preguntó qué pasaba, y él respondió: «Sus mamás no oraron con ellos».